Quiero ser enfermera desde antes de tener uso de razón, mi bisabuelo era practicante, mi tía ATS y siguiendo la saga, yo enfermera. No ha sido cuestión de seguir los pasos familiares, cuando pedí mi primer disfraz con tres años, pedí el disfraz de enfermera, siempre lo he tenido claro, y hoy en día, puedo decir, que soy de esas personas afortunadas que, aunque madruga para ir a trabajar, es para desempeñar mi pasión, ser enfermera, por lo que madrugar no cuesta tanto.

Termine la carrera en el 2006, y recuerdo aquel día como si fuera ayer, correr con dos buenas amigas a colegiarnos, para poder empezar a trabajar cuanto antes. Y desde ese día, hasta hoy, han sido pocos los días que he estado sin contrato, cierto es, que nunca he dicho que no a ningún trabajo que me han ofrecido, soy de la mentalidad de que más vale arrepentirse de algo que has hecho, que de quedarte con ganas o con “qué habría pasado si”.

Y gracias a esta forma de pensar, en el verano del 2018, me ofrecieron cubrir las vacaciones de mi supervisora en la urgencia del Hospital de Urduliz y del supervisor de tardes de este mismo centro, y aunque había recibido cierta formación en gestión, nunca había llegado a desempeñar mi labor en un puesto de gestora, no supe decir que no, iba a estar rodeada de personas compañeras y amigas. Aquí se puede decir que comenzaron mis primeras andaduras en la gestión enfermera. Nunca me había planteado tener la opción de aspirar a un puesto de estos con 33 años, la clínica me apasiona, y me sentía muy realizada ejerciendo mi papel de enfermeras asistencial en las urgencias hospitalarias. Sin embargo, mi paso por la supervisión de guardia, me permitió una visión global de la organización del hospital y con ello comprendí el circuito de ingreso y porque a veces podía verse demorado, porque desde el laboratorio se requería una precisa técnica para la recogida de muestras, etiquetado y envió, y un largo etcétera que me hacía empatizar mucho más a mis compañeras y compañeros.

Unos meses después, me ofrecieron incorporarme a la Dirección de Planificación, Ordenación y Evaluación Sanitaria en el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, para dirigir grupos de trabajo y participar en la implementación de estrategias sanitarias impulsadas desde el mismo. Y como os podéis imaginar, no supe decir que no. ¡Me pareció una nueva experiencia llena de aprendizajes!

Durante un año exacto, he estado dirigiendo diferentes grupos de trabajo en los que nos hemos reunido profesionales de diferentes ámbitos asistenciales y hemos alcanzado acuerdos con el fin de mejorar la asistencia sanitaria del día a día en Osakidetza, con el fin de mejorar la calidad de vida de pacientes, usuarios y familias.

Con la llegada del primer caso COVID19 a Euskadi, el pasado 28 de febrero, todos esos proyectos han quedado en standby. La pandemia, ha requerido, requiere y requerirá en los próximos meses, que aunemos fuerzas desde todos los niveles asistenciales para hacerle frente. Puedo decir, que, en el Departamento de Salud, la enfermería ha tenido un papel fundamental en la gestión de la misma, se ha contado con profesionales de enfermería con total naturalidad. Por eso, cuando en otras comunidades no ha sido así, me sorprende. Y entonces me planteo ¿Cómo puede ser, que siendo las y los profesionales sanitarios que cuidamos y que pasamos a pie de cama 24 horas al día, que además de conocer al paciente de manera holística, también conocemos a la familia, no estemos representados en comités en los que se deciden aspectos que van a influir en nuestra manera de ejecutar esos cuidados enfermeros y en como relacionarnos con pacientes, usuarios y familias?

En el Consejo de Dirección que se formó en Euskadi para la gestión en la primera ola, lo formamos 13 miembros de ámbitos sanitarios y no sanitarios, y dos de esos miembros hemos sido enfermeras. Los profesionales de enfermería siempre tenemos un papel más que fundamental en el cuidado de pacientes y familias, pero, además, en esta pandemia, nuestro papel ha sido, está siendo y será fundamental para poder diagnosticar la COVID19. Por lo tanto, en nuestras técnicas enfermeras comienza cada nuevo caso. Nosotras y nosotros, con la recogida del frotis para la realización de la PCR y con todo lo que ello tiene a su alrededor, desde la colocación del Equipo de Protección Individual hasta el correcto etiquetado y trasporte de las muestras, somos necesarias para que cada paciente tenga su correcto diagnóstico y todo lo que viene en consecuencia. Una recogida correcta de una PCR, y el correcto diagnóstico de un caso, a día de hoy, activa una red de vigilancia epidemiológica, en la que compañeras y compañeros van a dar unas indicaciones precisas para llevar a cabo un aislamiento, y van a hacer un estudio de contactos estrechos con el fin de aislar a toda persona infectada y evitar la diseminación de la enfermedad, además del seguimiento clínico que se va a llevar a cabo desde la Atención Primaria tanto por enfermería como por medicina. Por lo tanto, y haciendo un breve resumen, los profesionales de enfermería en esta pandemia somos más que necesarios para la contención, seguimiento clínico y por supuesto, cuidados de pacientes que porque su evolución empeora precisan ingresar. ¿Cómo no vamos a estar profesionales de enfermería en la gestión de la pandemia, si somos uno de los eslabones más importantes de ella?

A lo largo de los meses que me ha tocado estar en la gestión de la COVID19, además de poner en valor la importancia de nuestro papel en la pandemia como profesionales de la enfermería por todo lo que he mencionado, me he dedicado a explicar a la ciudadanía y todo aquel que ha querido escuchar, cuidados de enfermería sobre lavado de manos, uso de mascarillas, … una de nuestras grandes herramientas que llevamos a cabo en nuestro día a día desde que Florence Nightingale hace 200 años dio paso a la enfermería moderna para poner el practica los tan importantes cuidados enfermeros, y que hoy en día, se han convertido en una práctica básica para la contención de la propagación del virus.

Mi trayectoria profesional de más de una década en el ámbito de los cuidados intensivos y de las urgencias hospitalarias, me ha permitido, desde la gestión, mantener una visión de lo que se estaba viviendo en primera línea, además de las experiencias y vivencias que me habéis traslado muchos. Por ello, he intentado daros voz, y en la medida en la que el caos mundial nos lo ha permitido, tomar las decisiones que como enfermera consideraba que eran lo más adecuadas y humanas tanto para pacientes como para familias siguiendo nuestro código, a pesar de haber sido una de las épocas menos humanas que viviremos en nuestras carreras profesionales.

Estoy orgullosa del papel que he tenido durante estos meses representando a la enfermería en este año tan especial y puedo decir que he dejado toda la carne en el asador, han sido meses muy duros, de largas jornadas laborales en las que lo habitual ha sido trabajar de 12 y 14 horas diarias de lunes a domingo, porque como bien sabemos, el bicho, no nos ha dado tregua. Además, la rápida evolución de la pandemia no permitía la publicación de evidencia que nos ayudase a tomar decisiones basadas en experiencias anteriores. Sin embargo, en ocasiones, esto ha hecho que la gestión se haya convertido en toda una aventura de pensar e idear sistemas nuevos de gestión, una experiencia que me ha hecho evolucionar como enfermería, gestora y persona.

Cuando la gente se pregunta qué puede aportar una enfermera en la gestión sanitaria, la respuesta es mucho. Somos la figura que cuida a pacientes de manera holística y que considera a la unidad familiar parte de esos cuidados, el estar a pie de cama 24 horas al día, hace que pacientes y familias nos identifiquen como los profesionales de referencia para hacernos llegar miedos, preocupaciones, alegrías… las técnicas que llevamos a cabo son imprescindibles para diagnósticos y posteriores tratamientos, y un largo etcétera. Sin ninguna duda, somos esenciales en el día de día de cualquier proceso sanitario, por lo tanto, que mejor que los propios profesionales de enfermería para dar voz a decisiones que afecten a nuestro buen hacer en nuestra práctica diaria.

 


Autoría: Janire Portuondo. Editora responsable: Verónica Tíscar.

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Portuondo J. Enfermera gestora en tiempos de pandemia [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 12 de octubre de 2020. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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