El contacto piel con piel precoz al nacimiento junto con el clampaje tardío del cordón umbilical y el inicio precoz de la lactancia materna son reconocidos en la actualidad como tres de los pilares fundamentales que favorecen la adaptación de los neonatos a la vida extrauterina. Durante años, los protocolos de las unidades obstétricas de los diferentes hospitales se han adaptado para implementar estas medidas de forma universal y favorecer el bienestar neonatal tras el nacimiento.

Sin embargo, el nuevo escenario en el que nos encontramos debido a la pandemia producida por el SARS-CoV-2, ha instaurado un clima de incertidumbre sobre el riesgo de contagio asociado a estos procedimientos tan ampliamente recomendados y utilizados en nuestro entorno [1].

El contacto piel con piel durante las primeras horas de vida ha demostrado enormes beneficios tanto para la madre como para el recién nacido. Esta práctica se asocia con la reducción del riesgo de hemorragia postparto, menores tasas de depresión puerperal y ansiedad materna y un incremento considerable de la implantación de la lactancia materna exclusiva sin complicaciones. Por otro lado, supone un aumento en la estabilización del sistema cardio-respiratorio, de los niveles de glucemia y de la temperatura del recién nacido [2,3].

En cuanto a la lactancia materna (LM), existe evidencia de alta calidad que demuestra que mejora el desarrollo y la salud durante toda la vida y disminuye la mortalidad neonatal e infantil en todo el mundo (4). La leche materna es la forma más completa de nutrición para los recién nacidos ya que permite la transmisión de inmunoglobulinas, citoquinas y células inmunitarias en elevadas cantidades, proporcionando una protección eficaz contra infecciones neonatales, entre las que se incluyen las infecciones respiratorias. Además, la LM aporta innumerables beneficios a largo plazo para la madre y el recién nacido, como el establecimiento del vínculo afectivo madre-hijo, mejores tasas de crecimiento y adecuado desarrollo cognitivo [1,3]. Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante 6 meses y su mantenimiento junto con la introducción de nuevos alimentos hasta los 2 años o más, incluso en el caso de que la madre presente la infección por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 [4-6].

Actualmente no existe evidencia suficiente para confirmar la transmisión vertical de madres infectadas a fetos, sin embrago, los datos obtenidos hasta la fecha no permiten descartar esta posibilidad, por lo que es preciso continuar investigando al respecto. Los estudios realizados en este campo no han detectado el virus en líquido amniótico, sangre del cordón umbilical, secreciones vaginales, ni leche materna [3,5,7]. Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la realización de cesárea para disminuir el riesgo de infección viral, así como la separación madre-hijo durante las primeras horas de vida o la administración de leche de fórmula a hijos de madres infectadas, no ha demostrado reducir el número de casos de recién nacidos infectados y expone a la madre y al bebé a numerosos riesgos incrementando la morbilidad neonatal [1].

Los datos disponibles sugieren que un reducido número de bebés nacidos de madres COVID19 positivas contraen la infección y aquellos que la padecen obtienen buenos resultados clínicos, cursando de forma leve o asintomática (2). Sin embargo, el riesgo de transmisión horizontal, es similar al de la población general, por lo que es preciso informar a los progenitores y aplicar determinadas medidas de prevención para minimizar el riesgo de contagio del neonato [5].

Las principales recomendaciones que debe recibir la madre son el uso de mascarilla, especialmente cuando se encuentra en contacto con el bebé, y la higiene de manos antes y después de tocar al recién nacido o alimentarlo. No es necesario lavar el pecho antes de cada toma o de la realización de extracción manual, pero puede ser aconsejable el uso de una bata que cubra su ropa y que sea retirada para amamantar [4,5]. Las superficies del entorno deben ser desinfectadas frecuentemente y el contacto con otros miembros de la familia deberá restringirse a un único familiar. Se debe animar y ayudar a las mujeres a amamantar a demanda si su situación lo permite. Si el estado clínico de la madre o del recién nacido impiden realizar lactancia materna directa, se aconseja la extracción de calostro materno y la administración diferida al neonato por una persona sana [1,7,8].

Al inicio de la pandemia algunos países y centros sanitarios adoptaron medidas restrictivas como el clampaje precoz del cordón umbilical, la supresión del contacto piel con piel y la separación madre-hijo, focalizadas en minimizar la exposición del recién nacido al virus. Por el contrario, los estudios realizados hasta la fecha permiten recomendar siempre que sea posible el mantenimiento de las medidas habituales en el cuidado neonatal óptimo. De esta forma, las madres con infección probable o confirmada por SARS-CoV-2 deben tener la posibilidad de realizar contacto piel con piel, especialmente en los instantes posteriores al nacimiento durante el establecimiento de la LM. La decisión debe ser consensuada entre los progenitores y el equipo asistencial de forma individualizada teniendo en cuenta los riesgos potenciales y los beneficios y el estado de salud de la madre y del recién nacido [5,6,8,9].

La información disponible permite concluir que los beneficios de los cuidados neonatales tempranos son substanciales y superan el riesgo potencial de la trasmisión del virus. La lactancia materna puede ofrecer protección contra el SARS-CoV-2 o reducir la severidad de la enfermedad. Limitar la separación madre-hijo permite prologar el contacto piel con piel y mejora las probabilidades de lograr una lactancia materna exclusiva y satisfactoria. Estas prácticas deberán realizarse junto con medidas rigurosas de prevención y control de la infección en madres con caso sospechoso o confirmado de infección por SARS-CoV-2. Cabe señalar que, la separación de la madre y el recién nacido tiene efectos negativos en su salud mental y física y, por lo tanto, debe limitarse a situaciones excepcionales y estar sustentada por razones clínicas [1,3,5,8].

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Tran HT, Kim Nguyen PT, Huynh LT, Minh Le CH, Nam Giang HT, Thu Nguyen PT, et al. Appropriate care for neonates born to mothers with COVID-19. Acta Paediatr. 2020 [citado 4 Ene 2021]; 109(1713-1716). Disponible en: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/apa.15413
  2. Boscia C. Skin-to-Skin Care and COVID-19. Pediatrics. 2020 [citado 12 Dic 2020]; 146(2). Disponible en: https://pediatrics.aappublications.org/content/pediatrics/146/2/e20201836.full.pdf
  3. Lubbe W, Botha E, Niela-Vilen H, Reimers P. Breastfeeding during the COVID-19 pandemic – a literature review for clinical practice. Int Breastfeeding J. 2020 [citado 21 Ene 2021]; 15(82). Disponible en: https://internationalbreastfeedingjournal.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s13006-020-00319-3.pdf
  4. World Health Organization (WHO). Frecuently Asked Questions: Breastfeeding and COVID-19 For health care workers [Internet]; 2020 [actualizado 12 May 2020; citado 20 Ene 2021]. Disponible en:   https://www.who.int/docs/default-source/reproductive-health/maternal-health/faqs-breastfeeding-and-covid-19.pdf?sfvrsn=d839e6c0_5
  5. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Gobierno de España. Documento técnico: Manejo de la mujer embarazada y el recién nacido con COVID-19 [Internet]; 2020 [actualizado 17 Jun 2020; citado 15 Feb 2021]. Disponible en:   https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Documento_manejo_embarazo_recien_nacido.pdf
  6. Organización Mundial de la Salud (OMS). Lactancia Materna [Internet]; 2021 [citado 18 Feb 2021]. Disponible en: https://www.who.int/topics/breastfeeding/es/
  7. Sociedad Española de Neonatología (SENeo). Recomendaciones para el manejo del recién nacido en relación con la infección por SARS-CoV-2 (Versión 6.2) [Internet]; 2020 [actualizado 27 May 2020; citado 9 Feb 2021]. Disponible en: https://www.seneo.es/images/site/COVID/Recomendaciones_SENeo_SARS-CoV-2_Version_6.2_27052020_.pdf
  8. Calil V, Krebs V, de Carvalho W. Guidance on breastfeeding during the Covid-19 pandemic. Rev Assoc Med Bras [Internet]. 2020 [citado 16 Feb 2021]; 66(4):541-546. Disponible en: https://www.scielo.br/pdf/ramb/v66n4/1806-9282-ramb-66-4-0541.pdf
  9. Chandrasekharan P, Vento M, Trevisanuto D, Partridge E, Uderwood MA, Wiedeman J, et al. Neonatal Resuscitation and Postresuscitation Care of Infants Born to Mothers with Suspected or Confirmed SARS-CoV-2 Infection. Am J Perinatol. 2020 [citado 16 Feb 2021]; 37:813-824. Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7356083/pdf/10-1055-s-0040-1709688.pdf

 

 

 


Autoría: Sara Losa, Sandra López y Sara Moreno . Editor responsable: Sendoa Ballesteros.

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Losa S, López S, Moreno S. Contacto piel con piel y la COVID19 [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 2 de agosto de 2021. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *