Con motivo de la celebración del Día de la Atención Primaria, que se celebra cada 12 de abril, desde la Sociedad Científica de Enfermería Familiar y Comunitaria de Euskadi (EFEKEZE) queremos visibilizar la aportación de la Enfermera de Familia y Comunitaria (EFyC) a la asistencia sanitaria de la población, ya que nos consta que aún hay mucha gente que se pregunta qué hace una enfermera en un centro de salud.

La Atención Primaria (AP) es el nivel asistencial más accesible, la puerta de entrada al sistema sanitario. Se cree que es al que llega la mayoría de la población, prácticamente el 95% de las personas acuden en alguna ocasión a su centro de salud en el plazo de 5 años. Por lo que es el sitio ideal para la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Además de trabajar con personas con alto riesgo de desarrollar enfermedades y de las que conocen detalles de su entorno familiar y social que influyen en su salud. Por lo que los profesionales de AP pueden llevar a cabo intervenciones que logren modestos cambios en la conducta de cada persona, pero que impacten de forma importante en la salud pública [1]. La EFyC puede mantener o mejorar la salud de estas personas, de sus familias y de su comunidad, a lo largo de su ciclo vital y en los diferentes aspectos de promoción de la salud, prevención de la enfermedad, recuperación y rehabilitación, en su entorno y contexto sociocultural.

La Declaración de Alma-Ata, promovida en 1978 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), supuso un impulso decisivo a la AP [2,3]. Poco después, en España se recogieron esos principios en el Real Decreto 137/1984 de Estructuras Básicas de Salud y se pusieron en marcha los primeros Equipos de Atención Primaria y los primeros Centros de Salud. Sin embargo, el concepto de AP ha sido reinterpretado y redefinido en múltiples ocasiones desde 1978, lo que ha generado confusión sobre su significado y en la práctica [3].

Las sociedades modernas afrontan desde finales del siglo pasado dos retos íntimamente relacionados, la transición demográfica y la transición epidemiológica. Esto supone un cambio desde las enfermedades transmisibles a las no trasmisibles a medida que aumenta la esperanza de vida de una población. Las condiciones crónicas de salud suponen el 86% de las muertes y el 77% de la carga de enfermedad en la región europea de la OMS y son la principal causa de mortalidad y morbilidad prevenibles. En esta situación, es imprescindible el desarrollo progresivo de intervenciones dirigidas a ganar salud y a prevenir las enfermedades, las lesiones y la discapacidad. Es necesario pasar de la concepción sanitaria hospitalocentrista basada en la enfermedad a un modelo de práctica profesional más cercano al ciudadano, participativo, multidisciplinar, preventivo y centrado en la salud. Para ello, hay que reforzar la AP, y que esta pueda hacer frente nuevas necesidades (envejecimiento, pluripatologías) y nuevas posibilidades (tecnologías, papel de la persona / paciente, etc.) [1,3,4].

También la EFyC ha sufrido una evolución conceptual y de denominación. El término de «Enfermería Comunitaria» comenzó a ser utilizado en 1974 por la OMS, cuando esta y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se plantearon la necesidad de esclarecer la contribución de la enfermera a la mejora de la salud de las comunidades y la necesidad de cambios esenciales, tanto en la concepción como en la reforma de los planes de estudios. La OMS considera que la EFyC «ha de contar con conocimientos profundos sobre la complejidad de personas, familias y grupos, además de las interacciones que se producen entre ellos. También ha de conocer la comunidad en la que ofrece servicios y los recursos disponibles». Previendo que esta especialista esté «preparada para intervenir en órganos de salud pública, ya que puede identificar elementos en el barrio o en comunidad que influencian de manera positiva o negativa en la salud de familias y personas que la componen, por lo que deberá ser una activa participante de la comunidad en lo que se refiere a programas de salud, incluyendo colegios locales, organizaciones no gubernamentales, grupos de la comunidad, etc. elaborando una acción comunitaria como un elemento esencial de la AP» [5].

Si bien cada país se encuentra en una etapa diferente en el proceso de desarrollo de la EFyC, las ideas básicas que la definen son compartidas en todo el mundo. En España, se había desarrollado una atención específica de enfermería comunitaria, coincidente con la implantación del nuevo modelo de AP iniciado en los años 80, a raíz de la Declaración de Alma-Ata. La aprobación de normativas posteriores que establecieron la modalidad de enfermería en AP, la regulación mediante Reales Decretos, la publicación de la Ley General de Sanidad, la incorporación de los estudios de enfermería al ámbito universitario con la inclusión de materias como Salud Pública y Enfermería Comunitaria en el currículum de los planes de estudio, hasta llegar a la Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, han sentado las bases actuales de la EFyC. Esta situación de cambio de las viejas estructuras sanitarias es una oportunidad de apuesta por la modernidad y equiparación con las prácticas sanitarias de los países más avanzados, que permitirá dar una respuesta a las necesidades derivadas de los cambios demográficos, sociales y económicos [5].

En un momento de crisis sanitaria, con un sistema sanitario público debilitado, la AP requiere un proceso de mejora para no ir marcha atrás, para poder ofrecer unos cuidados de calidad a las personas, familias y comunidad. Toca reflexionar sobre desafíos y oportunidades para relanzarlo, en el que se puede aprovechar el potencial de las enfermeras como fortaleza del sistema sanitario, con sus nuevos roles y ámbitos de responsabilidad (enfermera de práctica avanzada, gestora de casos o especialistas).

“Las enfermeras hemos recorrido un largo camino. En el pasado nuestra atención se enfocaba en la salud física, mental y emocional. Ahora hablamos de sanar tu vida, sanar el ambiente y sanar el planeta.” (Lynn Keegan)

 

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el SNS (En el marco del abordaje de la cronicidad en el SNS). Madrid, 2013. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/ESTRATEGIA_ABORDAJE_CRONICIDAD.pdf
  2. DECLARACION DE ALMA-ATA. Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, Alma-Ata, URSS, 6-12 de septiembre de 1978. Disponible en: https://www.paho.org/hq/dmdocuments/2012/Alma-Ata-1978Declaracion.pdf
  3. Lamata Cotanda, F. Atención Primaria en España: logros y desafíos. Revista Clínica de Medicina de Familia, 2017; 10(3): 164-167.
  4. World Health Organization & United Nations Children’s Fund (‎UNICEF)‎. (‎2018)‎. A vision for primary health care in the 21st century: towards universal health coverage and the Sustainable Development Goals. World Health Organization.    https://apps.who.int/iris/handle/10665/328065.
  5. Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria.

 

 


Autoría: Gloria Santos. Editora responsable: Arantxa Picón.

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Este documento debe citarse como: “Santos, G. Día Mundial de la Atención Primaria: visibilizar para mejorar la salud en la comunidad [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 12 de abril de 2023. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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