Quisiera empezar este artículo por el final, por la última conclusión… ROTUNDAMENTE SI.

Y es verdad que existen innumerables estudios y artículos en la bibliografía, no solo reciente, sino bibliografía que se remonta a los años 60 y 70, justo detrás de la creación de las Unidades de Críticos, que lo avalan. Pero creo que la reflexión es más sencilla… solo hace falta pararse y pensar.  Cuando alguien ha vivido esta situación podría describir que se siente, que se echa en falta, que le hubiera ayudado y hasta que le ayudó.

Los avances científico-técnicos acontecidos durante las últimas décadas han dado lugar a una medicina altamente especializada, cuya máxima expresión se encuentra en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), donde tecnología y eficacia se unen para intentar salvar la vida de pacientes gravemente enfermos.

Si el ambiente hospitalario en sí mismo se considera intimidante, mucho más puede serlo una UCI en la que, además de la gravedad médica del paciente, con todo lo que esto conlleva, convergen diferentes aspectos característicos de estas unidades.

Las unidades de críticos son distintas al resto de las unidades hospitalarias. Hasta arquitectónicamente son diferentes.  Suelen estar ubicadas estratégicamente en el hospital, poseen alta tecnología, alta especialización de los profesionales y también, los pacientes y sus familias presentan unas características especiales.

Conociendo este escenario, solamente hay que hacerse una pregunta: ¿Qué puede sentir un paciente cuando ingresa en una unidad de estas características?

Si está consciente, es probable que tenga miedo por su situación de gravedad, por el sufrimiento, por la muerte, por el entorno (el constante ir y venir de los profesionales sanitarios tanto de día como de noche, el ruido de máquinas y alarmas, gran cantidad de tubos y cables que limitan la movilidad), es posible que tenga sentimientos de soledad, aislamiento, falta de autonomía, falta de intimidad, preocupación por su familia, la ruptura con la vida cotidiana, incertidumbre y, además, la dificultad que pueden presentar para expresar todas estas emociones….

Siempre he pensado que las unidades de críticos son las unidades donde se CUIDA con mayúsculas, se cuida en el más amplio sentido de la palabra. Te da la oportunidad de saber no solo la cifra exacta de potasio en sangre o la cantidad exacta de la última diuresis, nos brinda la posibilidad de acompañar, ofreciendo una atención integral, en la que además de las dolencias físicas, atendamos las heridas emocionales. Si lo hacemos así, conseguiremos amortiguar el impacto emocional que supone este ingreso y sin lugar a duda, un mejor afrontamiento y recuperación.

¿Qué pasa con las familias? Las familias tienen gran protagonismo en este contexto. No tenemos que olvidar que, en muchas ocasiones, por la situación clínica del paciente, es su familia la que tiene que tomar decisiones y en muchas ocasiones, difíciles decisiones….

Cuando eres familiar, todos los días recibes información médica, momento que esperas con verdadera necesidad. Muchas veces con miedo a que te dirán, otras con miedo porque ya sabes que te van a decir. Otras veces la información es tan técnica que “no te aclaras muy bien”. Lo que si sabes es que, en el único sitio donde encuentras un poco de calma es al lado de tu ser querido y que según te alejas, crece tu inquietud. Y aquí, también en muchas ocasiones está restringido el tiempo de las visitas….

Cuando dejas a tu familiar en una UCI, te das la vuelta y tienes que confiar en personas, los profesionales, que no conoces. Dejas en sus manos a tu ser querido. Sabes que van a hacer todo lo posible por salvarle la vida y nosotros, tendremos que trasmitirles que, del cariño y de los mimos, también nos encargamos.

Quiero parame brevemente en los profesionales.

Los profesionales sanitarios que desempeñan su labor en una unidad de críticos, también están sometidos a un gran impacto emocional. A diario conviven con el sufrimiento y la muerte. Se enfrentan, por tanto, a situaciones de tensión tanto por la atención y cuidado de pacientes gravemente enfermos, en los que la cercanía de la muerte suele ser una realidad, como por el trato directo con los familiares a quienes informan, en ocasiones, sobre pronósticos nada favorables, con las consiguientes reacciones emocionales que tal circunstancia puede desencadenar. Así, las unidades de cuidados intensivos, junto a las de paliativos y servicios de urgencias suelen ser contextos con una mayor prevalencia de burnout entre los profesionales sanitarios.

Y nos podemos plantear ¿Quién se va a encargar de cuidar todas estas heridas emocionales? Es cierto que es responsabilidad de todo el equipo asistencial, pero las enfermeras tenemos un papel clave. Yo creo que las enfermeras sabemos CUIDAR.

No solo cuidar las heridas físicas, sino las emocionales desde la relación de ayuda, la comunicación eficaz, la escucha activa, “escuchando lo que nos dicen y lo que no nos dicen…” En definitiva, cuidando desde la compasión y con pasión.

Nosotras tenemos que darles la mano y ACOMPAÑARLES en este cacho que les ha tocado vivir. Se trata de cuidar lo que no se ve, de infundir esperanza. El símbolo de la esperanza es el ancla. Nosotras somos esa ancla.

Si, además de invertir en formar a todos los profesionales de las unidades de críticos en habilidades de comunicación, comunicación de malas noticias, nuestro autocuidado, inteligencia emocional…, dotamos de psicólogos estas unidades, el escenario sería ¡perfecto!

Y no se trata de pensar, “que bien, ahora ellos se encargaran de esta parcela…”

Nosotras representamos la reanimación cardiopulmonar básica, las 24 horas del día, los 365 días del año. Incorporar la figura del psicólogo seria la reanimación cardiopulmonar avanzada.

El “Proyecto HU-CI” ha impulsado, durante la crisis de la COVID-19, un proyecto pionero que implica la incorporación de psicólogos y psicólogas en estos servicios para hacer frente a estas necesidades y poder ofrecer una atención integral a todos los agentes implicados (pacientes, familias y profesionales). Ha comenzado a implantarse en algunos hospitales de Castilla-La Mancha y Cataluña y me consta que con unos resultados espectaculares.

Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia ha sido la importancia del cuidado humanizado a los pacientes, sus familias y a los profesionales. Hoy, nadie duda del daño que ocasiona romper el contacto paciente-familia o el estrés emocional de los profesionales de las UCI.

Así que, si conocemos nuestra realidad, solo nos queda seguir trabajando para mejorarla.

 

 


Autoría: Mónica Delicado. Editora responsable: Verónica Tíscar.

Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación al presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.

Este documento debe citarse como: “Delicado M. Es conveniente el apoyo emocional en las Unidades de Cuidados Críticos [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 3 de mayo de 2021. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”

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