En los últimos años, ha aumentado el interés de la población por el ayuno intermitente [1,2,3] como estilo de vida saludable, como método de cuidado personal para la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, y como herramienta para el manejo terapéutico de patologías crónicas [4,5]. Sin embargo, este “ha existido durante la mayor parte de la historia de la humanidad” [1], “se ha practicado tradicionalmente por diversos motivos, culturales y religiosos” [4] y “sus posibles beneficios para la salud ya fueron mencionados en antiguas civilizaciones” [1].
El término “ayuno” hace referencia a la “limitación o abstinencia del consumo de alimentos durante un periodo concreto de tiempo, que promueve el uso de las energías procedentes de las fuentes de reserva primarias sin inducir malnutrición o inanición” [6].
EL AYUNO EN LA ANTIGUA GRECIA
En la antigua Grecia, “la creencia de que consumir comida ponía en riesgo la entrada de fuerzas demoníacas contribuyó a la popularidad de ayunar” y, además, “el ayuno era requerido en la preparación de muchos rituales que buscaban el contacto con fuerzas sobrenaturales” [7].
EL AYUNO COMO PRÁCTICA DE UNA RELIGIÓN
“Ayunar ha sido un elemento común de varias religiones y prácticas espirituales en el mundo durante milenios” [6]; “la mayoría de las religiones emplean el ayuno como un medio de purificación, como una ayuda para la meditación y como un método para alcanzar la libertad final” [6]. De este modo, “la práctica del ayuno intermitente ha sido adoptada por los humanos por siglos” para la purga del alma y del cuerpo, y para alcanzar grandes virtudes espirituales [8].
Ayuno en el islamismo
Mahoma, fundador del islam, practicaba el ayuno como una forma de rezar a Allah, su dios [7]. En el mes del Ramadán, los musulmanes ayunan durante las horas de sol y realizan, normalmente, dos comidas sin restricciones durante la noche [3,6,8]. Este, que es el ayuno religioso más estudiado, es un ayuno intermitente [6] que sigue patrones con similitudes a los del laico [9]. “Algunos estudios han demostrado tiene efectos en promover la salud” [10].
Ayuno en el judaísmo
En el Día del Perdón, los judíos se preparan para un retorno a Dios practicando abstinencia de comida y bebida debido a la creencia de que el ayuno mejora la habilidad de centrarse en el arrepentimiento [7].
Ayuno en el cristianismo
El ayuno se reconoce en el Antiguo Testamento como “un poderoso rezo que podía preparar al profeta para una revelación divina” [7]. Y la religión ortodoxa establece que todos los miércoles y los viernes, exceptuando algunos, y en determinados días del año, no se consume carne, pescado, productos lácteos, aceite de oliva y alcohol [6,8].
Ayuno en el budismo
“Buda […] realizó periodos de ayuno como parte de búsqueda de la iluminación” [6]. “El ayuno budista está caracterizado por la abstinencia de todos los productos animales, exceptuando la leche” durante todo el año [8].
EL AYUNO COMO HÁBITO SALUDABLE
Hipócrates “fue uno de los primeros defensores del ayuno con fines médicos”, como un método para conseguir la curación de la enfermedad [2].
A principios del Siglo XX “existía cierta evidencia de que las manipulaciones dietéticas afectaban a la salud y la longevidad”: en ensayos animales se comprobó que la reducción de la ingesta de comida disminuye el desarrollo de cáncer y aumenta el tiempo de vida; a finales de la década de 1930 se creó el concepto de “restricción calórica”, que hace referencia a la reducción del aporte de calorías en la dieta, y la práctica de la misma, “a un nivel que no comprometa la salud global, ha sido considerada una de las intervenciones dietéticas más prometedoras para prolongar la vida de los humanos”; y en la década de 1940 varios investigadores comunicaron que la restricción calórica “retrasa o previene la aparición de patologías relacionadas con la edad” [10]. Según Venegas-Borsellino et al. [6], “la adherencia estricta a la restricción calórica puede retrasar el envejecimiento; retardar la aparición de enfermedades” metabólicas, cardiovasculares y degenerativas; y reducir el crecimiento de tumores”.
Desde 1950 hasta 1980, se investigaron también métodos de control de los periodos de alimentación, entre los que se encuentra la alimentación intermitente, que es una alternativa de la restricción calórica [10].
En la década del 2000 comenzó a utilizarse el término de “ayuno intermitente”, en lugar del de “alimentación intermitente”, considerándose este una manipulación dietética que consiste en la alternancia de periodos de ayuno y de alimentación a voluntad. Ensayos con animales han mostrado que tiene efectos beneficiosos sobre la salud [8]. Hoddy et al. [9] indican que este ha surgido como una vía para mejorar la salud metabólica y puede tener efectos beneficiosos para un envejecimiento saludable y Venegas-Borsellino et al. [6] coinciden en que parece ser una clave en la promoción de la salud y la longevidad.
Recientemente, ha surgido el concepto de “alimentación restringida en el tiempo” como un nuevo régimen dietético de ayuno intermitente relacionado con los ritmos circadianos, y ha demostrado “reducir la incidencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento y retrasar el envejecimiento sin una disminución de la ingesta de alimentos” [10].
Por otro lado, el ayuno ha sido defendido desde hace muchos años como terapia para tratar la obesidad [7]. En la actualidad, la creciente epidemia de obesidad que está teniendo lugar viene acompañada de la búsqueda de estrategias dietéticas para la pérdida de peso [3], y el ayuno intermitente y la alimentación restringida en el tiempo han surgido como métodos eficaces para lograr el control del peso [9].
CONCLUSIONES
- Actualmente, el interés de la población en el ayuno intermitente como hábito promotor de la salud está en crecimiento, del mismo modo en que la evidencia científica al respecto se encuentra en desarrollo.
- En esta situación, las enfermeras tenemos el deber profesional de actualizar nuestros conocimientos con relación al ayuno intermitente. Por un lado, debemos ser capaces de responder a las solicitudes de información de la población. Y, por otro, ante las evidencias que sugieren que es un método potencial de promoción de la salud, debemos estar preparadas para educar y capacitar a las personas para ponerlo en práctica de forma segura.
- Para que esto sea posible, además de que la investigación siga avanzando, es necesaria la creación de guías para la aplicación del ayuno intermitente.
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Autoría: Ariadna Martín Fernández. Editor responsable: Sendoa Ballesteros.
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Este documento debe citarse como: “Martín A. La historia del ayuno intermitente como práctica cultural y como hábito saludable. [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 2 de mayo de 2022. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”