El concepto de liderazgo es un fenómeno complejo y multidimensional [1]. Es precisamente esa inherente complejidad la que ha conllevado a que este concepto sea uno de los fenómenos más observados y menos entendidos por el ser humano [2]. Pero, aunque se trata de uno de los conceptos más observados, en realidad, no existe una definición o teoría del liderazgo universalmente aceptada. Fue Harper [3], quien aporta la primera definición de liderazgo clínico, definiéndolo como “aquel que ejerce experiencia clínica en la práctica especializada en dominios y uso de la comunicación interpersonal, utilizando, además, habilidades para apoyar a las enfermeras para que ofrezcan una atención de calidad”.
Pero y entonces… ¿Todas las enfermeras deben ejercer el liderazgo? Para responder a esta pregunta vamos a ir desgranando poco a poco el concepto del liderazgo enfermero. Un liderazgo eficaz nos decía Cherian y Karkada [4] que es el “ADN” de una organización y es totalmente necesario para promover un entorno de salud actual y que es un activo para la organización a la que pertenece. Además, apuntaban que el liderazgo debe ser posible en todos los niveles de la organización y en cualquier etapa de la carrera profesional, pues puede ser un gesto tan sencillo como predicar con el ejemplo. Por tanto, ante tal afirmación, cada una de nosotras podemos ser líderes en nuestra pequeña parcela de atención. Además, somos uno de los colectivos más importantes y numerosos dentro del sistema asistencial y es por ello por lo que necesitamos líderes y lideresas que ocupen sus posiciones. Esta posición no solo debe ser ocupada por directivos o altos mandos, sino también por esas enfermeras que están a pie de cama que necesitan la confianza, la seguridad y las habilidades para ofrecer las competencias de liderazgo a las/os estudiantes de enfermería, pacientes y otros/as colegas profesionales [5].
La líder y referente Adelaida Zabalegui [6] indicaba que el liderazgo de las enfermeras debe estar en el cuidado al paciente, en la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad, la educación sanitaria, la investigación, la docencia y la innovación, pero que también debe aplicarse en las actividades de gestión, administración, emprendimiento y política. Así que, ante tales afirmaciones, igual debemos reconvertir la pregunta a ¿Dónde NO debe ejercer la enfermera el liderazgo?
A pesar de esto, debemos ser críticos al respecto, pues nos estamos exprimiendo al máximo esta privilegiada posición dentro del sistema sanitario, pues hay una notable diferencia entre el número y la calidad de los puestos de liderazgo que asumen médicos y enfermeras y esto ha sido objeto de estudio en una encuesta reciente [7], la cual, ponía sobre la mesa que solo 1 de cada 4 enfermeras asumiría roles de liderazgo en el hospital, en esta línea, un 63% de los encuestados estiman que menos de una cuarta parte de esos roles de liderazgo en sus organizaciones están ocupados por sus enfermeras.
Se evidencia que nos apasiona lo que hacemos y no queremos ir más allá, pero eso hace latente que no somos conscientes del tema que nos ocupa: el superpoder de la enfermera. La enfermera es un prisma que lo abarca todo, todas las necesidades del ser humano a lo largo de su vida y, por tanto, somos capaces de dar una repuesta eficaz a todas esas demandas de salud a través de la práctica enfermera. Como ya hemos visto en todos los niveles: asistencial, docente, investigador, gestor… Con el paciente y su familia, pero sobre todo dando voz a sus necesidades.
Organismos internacionales han puesto el foco de sus actuaciones en nosotras, reivindicando la necesidad de desarrollar al máximo nuestras capacidades e impulsando estrategias orientadas a la inclusión de las enfermeras en puestos de liderazgo, gobernanza y gestión sanitaria. La “Global Stategic Directions for Nursing and Midwifery (2021-2025)” [8] de la OMS impulsa la creación de programas de formación basados en competencias y enfocados al fortalecimiento de las capacidades de liderazgo de las enfermeras con base en 4 pilares fundamentales: educación, empleo, liderazgo y provisión de cuidados.
Nos proclaman la voz para liderar, nos reconocen como pieza crucial para transformar los sistemas sanitarios y hacer frente a la crisis global de salud y al aumento de la demanda de servicios. Eso dicen de nosotras, ahora hagámoslo. Demos un paso al frente y ocupemos con nuestros superpoderes la posición en la que debemos estar.
BIBLIOGRAFÍA
- Burns, J.M. Leadership (1978). New York. Harper and Row.
- Scully, NJ (2015). Leadershipo in Nursing: The importance of recognising inherent values and attributes to secure a positive future for the profesión. 22(4): 439-44. Doi:10.1016/j.colegn.2014.09.004. PMID: 26775531.
- Harper J (1995). Clinical leadership-bridging theory and practice. Nurse Educ. May-Jun;20(3)11-2. PMID: 1110168.
- Cherian S. Karkada S (2017). A review in Leadership in Nursing. Revista Internacional de Investigación y Práctica en Enfermería. Vol 4. NO 1 (2017) 59.
- Valentine, S (2010). Nursing Leadership and the New Nurse.
- Zabalegui A (2018). A propósito del liderazgo en enfermería. Nursing Now Vol 35:1.
- Leadership Survey: Nurses as Leaders: Broad Acceptance, Room to Grow. Disponible en: https://catalyst.nejm.org/doi/full/10.1056/CAT.18.0040#.Y1ZV-hgAyaI.mailto
- Global Stategic Directions for Nursing and Midwifery (2021-2025)
Autoría: Patricia Rebollo. Editora responsable: Arantxa Picón.
Artículo con revisión editorial. No existen conflictos de interés en relación con el presente artículo. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los/las autores/as y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de los/las editores/as. Artículo bajo licencia de Creative Commons: Reconocimiento 4.0 Internacional.
Este documento debe citarse como: “Rebollo Gómez, P. Las enfermeras tenemos superpoderes [Internet]. Enfermería Activa del Siglo XXI: blog abierto; 14 de noviembre de 2022. Disponible en: www.enfermeriaactiva.com”